Hace unos meses, al leer las noticias, te sorprendían las historias de suicidios que se producían en Grecia, debido a la crisis, a la gente sin empleo, a los desahucios a la desesperación y al hambre.
Entonces pensabas, bueno Grecia, está cerca, es Europa, pero aquí en España jamás llegaremos a esa situación…
Y de repente, en realidad no tan de repente, un día te levantas y ves y oyes historias españolas de hambre, desesperación, desahucios y suicidios.
Gente que desesperada, sin ver otra salida, sin tener otra oportunidad, deciden acabar con su vida.
Porque que te desahucien no es solamente que te despojen de un techo en el que mantenerte a salvo de las inclemencias del tiempo, que te desahucien, es que te despojen de tu dignidad, de tu vida, que tras una vida de lucha, de trabajo y esfuerzo, te quiten todo aquello por lo que has luchado.
Que te desahucien es tener que reconocer que has fracasado en esta sociedad, es creer que todo lo que has hecho, lo has hecho mal.

Porque además, las personas que son desahuciadas no son las que fracasan, el fracaso es de este sistema capitalista, que cree que el poder político y económico está por encima de las personas, el fracaso es de los bancos que engañan y roban, el fracaso es de los que dirigen los gobiernos como si de “jugar al monopoly” se tratase, el fracaso es los que especulan con nuestro dinero, el fracaso es de los que estafan, distorsionan, roban y salen airosos. El fracaso es de los que miran a otro lado porque a ellos no les toca, o al menos hoy…no les toca.
Así que, levanten la cabeza, miren al frente, y pidan auxilio, porque siempre habrá una solución para cada problema, quizás no sea la que esperamos, pero si nos ayuda y nos sirve, siempre será la que necesitamos.

“Permitir una injusticia significa abrir el camino a todas las que siguen”.
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