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viernes, 9 de marzo de 2012

LAS SUPERMADRES TRABAJADORAS Y NUESTRO ESTADO DEL BIENESTAR


El día de la mujer trabajadora, curioso día. Es un día en donde se valora a las mujeres que tienen un puesto de trabajo. Que tienen un contrato. Debemos preguntarnos… ¿de verdad todo esto es cierto? ¿De verdad las instituciones públicas se preocupan por la mujer trabajadora?  Y decimos esto porque institucionalmente se la ha machacado y se le sigue machacando. Además la mujer lleva toda la vida trabajando dentro del hogar, o ¿es que se nos vuelve a olvidar que las tareas domésticas es un trabajo?

Un «régimen de bienestar» implica un entramado institucional en el que se combinan recursos legales, materiales y organizativos de sus productores principales: estado, mercado y familia. Pues bien, en los países Mediterráneos como Italia, Grecia, Portugal o España, es la familia el factor socialmente estructurante del bienestar. Esto sucede acusadamente en Andalucía, y si no fijaros; en cualquier barrio andaluz es la familia quien da seguridad y sustento a una persona. Casi nunca conocemos personalmente a los políticos que nos gobiernan en nuestro ayuntamiento o el “mercado” nos da algo sin ánimo de lucro.

Pero pensad que… realmente cuando hablamos de “la familia como factor socialmente estructurante del régimen mediterráneo del bienestar”, hablamos del nuestras madres. Comentaré el porque…


Nuestras Supermadres, ante la ausencia de apoyo en el trabajo doméstico, han hecho sacrificios de largas horas trabajando fuera y dentro de la casa. Esto ha sucedido tradicionalmente porque las estructuras sociales y las políticas estatales han amparado unas relaciones intrafamiliares en las que el varón asumía un rol de autoridad como pater familias, basado en su principal responsabilidad como proveedor de los medios de sustento, y en donde la mujer cumplía funciones de reproducción y trabajo doméstico no remunerado.




        

             La pregunta sería ¿Por que las estructuras sociales y políticas han potenciado esto durante décadas? Muy sencillo. Porque les interesaba. Gracias a nuestras Supermadres trabajadoras y a las capacidades que han demostrado de conciliar su trabajo no remunerado en el hogar con sus cada vez mayores y más exigentes actividades profesionales en el mercado laboral formal, los Estados han podido ahorrarse una “pasta gansa” en servicios públicos como guarderías públicas, cuidadores, tareas de hogar, pequeñas bajas por maternidad, y un largo etcétera de funciones que los Estados Mediterráneos han obviado.
Podríamos decir que la hiperactividad de nuestras madres ha constituido el más eficaz amortiguador social en la Europa meridional contra la ofensiva neoliberal de las dos últimas décadas. Los sacrificios hechos por nuestras madres han coadyuvado no sólo un crecimiento económico sostenido, sino que han facilitado una mayor expansión del gasto público social en otras áreas de la intervención estatal fuera del ámbito del hogar, por tanto nos tiene que quedar claro que las actividades extra desarrolladas por nuestras madres han sido cruciales tanto para la cohesión social de las sociedades mediterráneas como para un mayor crecimiento económico, lo cual ha generado una limitada intervención pública, pasiva y exigua para con las madres trabajadoras.

Sabiendo esto, un día de la mujer trabajadora huele mal. ¿Os imagináis un día de la economía? La economía rige el mundo, rige en la vida diaria y no hace falta crear un día de la economía porque es un verdadero objetivo a lograr. Si la igualdad entre hombres y mujeres existiese y se tendiera a ella, no se haría un día de la mujer trabajadora. Se iniciarían políticas ahora mismo, que fomentasen la igualdad, una verdadera igualdad, y se dejarían de utilizar estrategias que por un lado motivan al doble sueldo en todos los hogares, y por otro se privatizan servicios básicos que si no son cubiertos por las madres, quedan de la mano de dios.





Además, la igualdad favorece a hombres y mujeres por igual, si no que se lo digan a los hombres que no pueden disfrutar de sus hijos porque tienen la obligación asignada de sustentador de la familia.  Además de los escasos 15 diillas que se le dan por baja paternal.






Las mujeres, particularmente la generación de nuestras madres, han trabajado más que ninguna otra mujer de la historia de la humanidad. Jamás hubo mujeres que trabajasen con tanto estrés 8 horas fuera de casa y otras 8 en el hogar. Ahora no hacen falta días de la mujer, hacen falta que se tomen medidas ya, para que mañana, cuando pase este día,  se siga valorando a la mujer.

Los jóvenes, chicos y chicas de Andalucía tan solo esperamos que en un futuro no se tenga que celebrar ningún día de la mujer trabajadora. Esa será señal de que por fin hemos logrado que se den relaciones igualitarias verdaderas entre hombres y mujeres.



...Y crear un DÍA DEL TRABAJADOR Y DE LA TRABAJADORA que nos unifique como clase, y no nos separe por géneros.


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